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"Tierras de la Costa del Sol sacudidas por un tiroteo al estilo mafioso"

El 7 de diciembre, un hombre de 30 años perdió la vida tras recibir múltiples disparos en la cabeza. Este trágico suceso tuvo lugar en plena calle durante la madrugada en Fuengirola (Málaga, cuyo censo es de 83.226 habitantes). A primera hora de la mañana siguiente, cuando los fotógrafos se acercaron para cubrir la noticia, aún se podían ver rastros de sangre en el pavimento. Este asesinato marcó el final de un periodo de varios meses de tensa calma en la región, que había comenzado desde que, en abril, el Ministerio del Interior pusiera en marcha el denominado Plan Marbella. Esta iniciativa fue una respuesta a ocho incidentes con armas de fuego ocurridos en cuestión de semanas a principios de año, un operativo que se extendió como una mancha de aceite por Estepona, Fuengirola, Torremolinos y Benalmádena, que comparten un mismo ecosistema tanto turístico como delictivo. La intensa presencia policial en la zona logró calmar los ánimos de los narcotraficantes durante el verano. Sin embargo, los tiroteos regresaron con la llegada de la Navidad, con cuatro sucesos registrados en el último mes. Todos han sido esclarecidos, pero la pregunta persiste: ¿qué ha sucedido para que las balas vuelvan a resonar?

La respuesta no es fácil. Ni cómoda. Fuentes policiales declaran que estos últimos casos no tienen relación entre sí —aunque sí comparten ciertos vínculos— y que implican a organizaciones criminales y bandas moteras de distintas nacionalidades, siempre con el trasfondo del tráfico de drogas. Esta es una actividad ya tan enraizada en Marbella y sus alrededores y mueve tanto dinero que hoy por hoy eliminarla parece una quimera. Controlarla y evitar los disparos con fusiles automáticos en plena calle, sin embargo, parece un objetivo más realista. Para muestra, el botón de lo conseguido durante los primeros meses de implantación del que se rebautizó como Plan Costa del Sol para no afectar a la imagen internacional marbellí. Fuentes del sector turístico aseguran que cuando los medios de comunicación hablan mucho sobre crimen organizado “hay algunas cancelaciones” en hoteles y apartamentos turísticos. Es lo que también denunció en primavera la alcaldesa, Ángeles Muñoz (PP).

El operativo policial trajo consigo un importante incremento de agentes uniformados en las calles, sobre todo en Marbella. El traslado temporal de personal desde otras provincias permitió duplicar equipos. La presencia de las Unidades de Intervención Policial (UIP) fue constante. Había controles a diario en zonas calientes, como el distrito de Nueva Andalucía y su principal atractivo, Puerto Banús. Una molestia constante para los malos. Los tiros cesaron. Y, con tanta presencia de patrullas, también han caído a mínimos históricos actividades delictivas como el robo en domicilios, según subrayan fuentes policiales. “Era una operación de choque necesaria. Ha servido para que el ciudadano tenga mayor sensación de seguridad, pero también para que los delincuentes [en general] se lo piensen y entiendan que aquí no lo tienen fácil”, señala un alto mando policial, que subraya que resultados de planes como este se notan más al largo plazo. Al corto, los últimos disparos han devuelto la situación casi a la casilla de salida.